El Madrid no sólo no mejora, sino que va a peor. Para nuestra suerte se ve una luz (hoy incluso nos ha deslumbrado) en la oscuridad: el Pipita Higuaín.
Ese equipo en el que parece que manda Gabriel Heinze, no tiene ningún estilo definido en ataque, a no ser que el desorden absoluto sea un estilo, y hace tremendas aguas en defensa. Lo del ataque extraña al ver que hay gente de supuesta calidad en el centro del campo, como Guti, Sneijder, Van der Vaart o Gago. Lo de la defensa, en cambio, se espera desde que uno ve que salen al campo Sergio Ramos, Cannavaro, el "mandón" y Marcelo. Sabemos que en este equipo sólo defienden los defensas, y esto es el principal problema, pero es que además de defender sólo con cuatro, estos cuatro lo hacen mal. Alguno, me atrevo a decir, fatal. Y digo que me atrevo porque parece ser que está prohibido criticar a Heinze y me pregunto por qué. Parece que simplemente por haberse ganado el respeto de sus compañeros y haberse convertido en uno de los líderes del vestuario, cada vez que comete un error defensivo (he perdido la cuenta) miramos para otro lado. Tanto el entrenador como la prensa e incluso a la mayoria de aficionados. Con Marcelo hay barra libre porque como es brasileño y buen atacante, está escrito en los libros que ni sabe ni va a aprender a defender. De la estupidez mental de Sergio Ramos nos hemos cansado ya todos (algunos antes que otros) y ahora hay unanimidad en que está en otro mundo. A Salgado hay que agradecerle su casta y los servicios prestados en el glorioso pasado, pero presente no tiene desde hace un par de años. Incluso a Cannavaro, balón de oro y de bella sonrisa, se le ha criticado hasta la saciedad (no digo que injustamente). Pero, sin embargo, algo tiene el gringo que yo no sé ver, que le hace inmune a toda crítica. Y eso que no lo está haciendo mejor que algún que otro central zurdo argentino que recuerdo al que se crucificó y se tuvo que ir por donde vino en tan sólo un año. En fin, es algo que todavía no comprendo.
Pero como decía al principio hay una luz que nos alumbra en este camino por las tinieblas. Camino, sea dicho, que no sé bien a dónde lleva. Espero que Schuster no vuelva a apagar la linterna del Pipa.
Foto: as.com